Algo debe haber hecho click en el cerebro de Enke para tomar tamaña decisión. Con apenas 32 años de edad, uno de los arqueros de la nationalmanschaft se quitó la vida tirándose debajo de las ruedas de un tren en el pueblo donde vivía. Depresión, fue lo que dijo su amigo y manager, Jörg Neblung. La vida le había dejado un dolor imposible de quitar.
En la actualidad defendía los colores de Hannover 96, club al que había recalado tras una mala experiencia en Barcelona, donde sólo atajó un partido en la liga de la temporada 2002/03 y peleaba el lugar de suplente con Roberto Bonano.
Cuando Frank Rijkaard asumió como técnico del Barsa, Robert Enke fue cedido a préstamo a Fenerbache de Turquía, como parte del pase de Rustu Recber al club catalán. El pobre alemán llegó con tanta mala pata que debutó con un 0-3 y los fanáticos del club le hicieron pasar uno de los peores momentos de su carrera.
Tras el único partido en el equipo turco los dirigentes de Barcelona lo cedieron a préstamo a Tenerife, para pronto venderle su ficha al club Alemán. Enke atajó en 8 oportunidades para la selección alemana.
Detrás de su rostro austero, el arquero llevaba uno de los dolores más grandes que pueda sufrir un humano. El 17 de septiembre de 2006, su hija de tan sólo 2 años edad, Lara, moría a causa de un defecto cardíaco.
No lo pudo soportar más. A pesar de haberlo intentado adoptando una nena, junto a su mujer, y mudándose a una granja en el poblado donde se quitó la vida para intentar apaciguar tanta angustia.
Pero no, su pena fue mucho más grande y no quiso continuar. Si por esas casualidades hubiera algo después de la muerte, la única esperanza humana para este chiste que es la vida, y además se pudo encontrar con su amada hija: salud macho. Ojalá pueda haber encontrado paz.
Nota: El texto debajo de la foto fue extraido de La Redo!, en un articulo escrito por Eduardo Cantaro
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